
Julia Castro
REGALO DE AMOR
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Isaías 9:6
La mejor celebración que puede hacer cada ser humano es darle gracias a Dios que envió a Jesús para sacarnos de la oscuridad y trayéndonos a la luz, y podría parecer que es una repetición año tras año repitiendo la misma historia pero tenemos la certeza de que él nos trajo Su luz que hace todo visible a nuestro alrededor. Sabemos que el mundo está siempre en espera de buenas noticias; pero la duda de que éstas llegarán se asoma constantemente y la esperanza que albergamos, se esfuma en segundos. Pero que maravilloso cuando encontramos en la Biblia la profecía del advenimiento del que cambiaría el mundo con su llegada, dice Isaías 7:14 “El pueblo que andaba en tinieblas vió gran luz; los que moran en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre de ellos.” Reconocer que se necesitaba un cambio para la humanidad y que vendría alguien a traer dichos cambios, fue de grande expectación y sigue diciendo Isaías 9:1 “Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia…(recuerda aquellas ciudades que pudo ver en visión relatada en el Cap #1 de Isaías). La promesa de Dios para el mundo se acercaba y por tanto la llegada de Jesús era lo más transcedental que sucedería y con su arribo las tinieblas quedaban desplazadas por la luz que llegaba al mundo y nosotros como parte de ese mundo estábamos recibiendo también esa gran bendición de ser liberados de la oscuridad que lo innundaba. ¡Oh, cuán gran misericordia tuvo Dios para con nosotros!. “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz”, esa es una gran noticia y nosotros con la llegada de Jesús recibimos la luz. Encontramos en Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Ahora, después de haber oído a Jesús hablar, cree usted que en el mundo en el que vivimos donde hay tanta maldad, tanto engaño y donde el amor se ha desvanecido, el saber que hay una luz que nos guía a toda justicia y a toda verdad, no es una buena noticia?. Con sólo saber que estamos siendo llevados de la mano por sendas de paz y bien, deberíamos estar más que agradecidos, mas sin embargo encontramos en Juan 3:19-21 “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Más el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. Recibimos un “Regalo de amor”, pero es triste saber que el mundo no quiere reconocer la bendición de recibir al que nació en un Pesebre desde donde se vislumbraba la restauración de cada ser humano. El mundo ha despreciado al que vino a traer salvación y a rescatar su alma de las garras de Satanás, pero como acabamos de ver “Jesús vino al mundo” y fue y sigue siendo despreciado por muchos. Muchos prefieren vivir en tinieblas, para que no se conozcan las cosas que hacen; pues cuando Jesús llega a la vida de todo ser humano esa vida de pecado desaparece; lo importante es reconocer que nada vale la pena en este mundo, la pregunta sería ¿estarías dispuesto (a) a perder lo mejor que Dios tiene para tí por alguna cosa que pone en riesgo tu alma? ¿cuál es ese pecado al cual tú no deseas renunciar para venir a la luz?. Tenemos que saber que Satanás no pierde tiempo en prepararnos trampas para que caigamos en sus redes; pero la finalidad de la llegada de Jesús fue esa: destruir todas esas trampas y socorrernos; ponernos en lugares seguros y prepararnos para que sepamos luchar contra todas las asechanzas del maligno. Cuando no tenemos a Jesú “moramos en tierra de sombra de muerte”, pero cuando él llegó “Su luz resplandeció en nosotros”, ya no más oscuridad, la vida de Jesús resplandece en nosotros y en todo lo que nos envolvía Satanás utilizando sutileza y astucia, fue deshecho cuando Jesús nació en nuestros corazones. La llegada de Jesús nos trajo Su amor, lo cual vino a traernos la salvación más preponderante que el mundo haya recibido, pues nos asegura un futuro glorioso, protegidos por él, se terminó el vivir en soledad cuando nos vayamos de este mundo moraremos para siempre con él. La Navidad es Cristo, el mundo podrá estar en “crisis”, pero que ma ravilla es saber que estamos en “Cristo”, el que vino a traernos paz, salvación, amor, a sacarnos de las tinieblas, a quitar toda impureza y a saciarnos de Su bien. Quizás como vivimos hoy envueltos en pecado de toda índole y donde no valoramos ni siquiera a nuestras familias, vivimos engañándonos los unos a los otros, es posible que no podamos ver con claridad a qué vino Jesús y nuestro corazón no pueda sentir la emoción de que alguien tan especial haya venido a salvarnos. Ojalá que en el tiempo de compartir con familiares y amigos en nuestra mesa o al tiempo de abrir los regalos, podamos reflexionar que Él era el regalo que faltaba en nuestro hogar, “la luz que brilla en todo lugar”. Agradezcamos el haber recibido la noticia de Su llegada. Celebra La Navidad, celebra a Cristo; y así vas a tener el mejor regalo; pues CRISTO ES LA NAVIDAD. Dios te bendiga.