¿Cooperación o intromisión?
El Nacional/QI
Conviene postergar una posible discusión en torno a si el encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos incurrió en intromisión al afirmar que la ciudadanía está harta de corrupción, porque más útil sería valorar la propuesta de su gobierno de brindar asesoría en el uso de herramientas que promuevan transparencia.
No resulta fácil para ningún Gobierno digerir juicios o expresiones como las externadas por el señor Robert Copley, de que todas las encuestas, noticias e indicadores demuestran que hay hastío en la población respecto al tema de la corrupción y la criminalidad.
En su comparecencia ante la Cámara Americana de Comercio, el encargado de la embajada estadounidense dijo que las revelaciones del caso de sobornos Odebrecht han demostrado que millones de dólares que pudieron ir a la educación, infraestructura y desarrollo fueron desviados a la corrupción.
Si bien el reclamo del diplomático de que “estas pérdidas tienen que ser confrontadas y estas tendencias tienen que ser revertidas…”, puede ser interpretado como un acto de intromisión en asuntos domésticos, no es menos cierto que ese reclamo es también de la sociedad toda.
El enviado de Washington ha ofrecido la cooperación estadounidense en las investigaciones que lleva a cabo el Ministerio Público o el sistema judicial en torno a expedientes de corrupción, oferta que también podría interpretarse como de intromisión, aunque se sabe que en materia de combate al crimen ya no existen barreras jurídicas.
Llama la atención que el señor Copley denunciara que “varios posibles inversionistas” han externado preocupación por la inseguridad ciudadana, que dice afecta el clima de negocios, así como su señalamiento de que “la criminalidad pone en peligro la economía dominicana en todos los niveles”.
El encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos no anduvo con rodeos al afirmar que la ciudadanía está harta de corrupción y reclamar que esa tendencia debe ser revertida, así como ofrecer la cooperación de su gobierno para combatir ese flagelo y promover transparencia.
Convendría quizás que el canciller de la República se arme de valor y convoque a consultas a ese diplomático a los fines de precisar todo lo relacionado entre cooperación e intromisión, sin desperdiciar la oportunidad de una posible colaboración en la necesaria lucha contra la corrupción.