Aliento del Cielo
Julia Castro
VIVIR EN LIBERTAD
“…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Juan 8:32 y 36
El comportamiento que muchas veces presentamos ha roto todos los parámetros establecidos por Dios en Su palabra. En primer lugar se rompió la relación con el Padre cuando Adán y Eva pecaron en el huerto por desobedecer la orden que se les había dado y por poner en entre dicho las palabras de Su creador. Es importante destacar que en el momento que se producía la caída del hombre (incluyo la mujer) se producía la rotura del cordón umbilical que nos unía a nuestro hacedor y por lo tanto quedábamos a merced del que sólo busca la oportunidad para hacernos caer y destruirnos como lo hizo en un principio con la máxima creación de Dios “el hombre”. No obstante a lo ocurrido, Dios propició la forma de rescatar al hombre y fue cuando se hizo un plan para que Jesucristo se sacrificara por toda la humanidad sufriendo una muerte atroz en la cruz del calvario para restaurarnos y reconciliarnos de nuevo con nuestro Padre Celestial. Un plan para no dejarnos tirados a la deriva. El Señor nos dice en Romanos 6:6 “…sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” El poder de Cristo puede libertar a la humanidad de ese pecado que nos asedia y que nos esclaviza. Cúal verdad nos dará libertad?. Cuáles son esas cosas que nos mantienen prisioneros?. Estamos viviendo entre rejas?. Lo primero que tenemos que hacer es reconocer que necesitamos ayuda, porque solos es difícil que salgamos de donde estamos viviendo; quizás no nos damos cuenta de las cosas que cada día nos están alcanzando con la única finalidad de esprimirnos y dejarnos sin respiración. Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Podremos ser liberados por el que nos dice estas palabras, en las cuales nosotros podemos confiar: Jesús, el que declara que él es “la verdad”, cuando venimos a El encontramos lo que andábamos buscando para dejar de estar oprimidos por cadenas que estamos arrastrando por años, que nos mantienen encorbados para que no miremos al cielo y no podamos gritar por el auxilio y socorro que Dios nos ofrece y que nos permite escapar de ese encerramiento; pues el pecado se ha encargado de mantenernos en una celda donde apenas podemos movernos. Jesucristo es el que puede transformar nuestra vida de prisionero y llevarnos a una vida en libertad. El es quien trae las herramientas para cortar esas cadenas de odio, maldad, rencor, raíces de amargura, altivez, arrogancia, soberbia, orgullo, intolerancia, deshonestidad, envidia, egoísmo, y complejos de diversos tipos. Es posible que todas estas cosas no nos hayan dejado disfrutar de las bendiciones que nuestro Señor tiene para nosotros y es necesario que tengamos un encuentro con “la verdad” o sea Jesús para que nos rompa todas estas cadenas para vivir vidas plenas y que sean agradables ante sus ojos. Dice Hebreos 12:1-2 “por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Indiscutiblemente, para poder avanzar no podemos llevar mucho peso sobre nuestros hombros, y en muchas ocasiones llevamos un equipaje con muchas cosas que no vamos a necesitar en el viaje de la vida; cuando ésto sucede tenemos que abrir la maleta de nuevo para ver que está demás; entonces se hace imprescindible poner nuestros ojos en Jesús, él es “la verdad”, el que con Su sangre pagó todo el sobrepeso que llevábamos. Algunas personas le dicen a otras: “tú lo que necesitas es hacerte un despojo o una limpia”; pero nuestro Dios nos ordena que: “nos despojemos de todo peso y del pecado que nos asedia”; son las cadenas del pecado las que no nos permiten avanzar y es a él a quien debemos escuchar. 2da. Corintios 3:17 “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Retrocedamos a conocer a Aquel que quiere liberarnos de las ataduras del pecado y llevarnos a una vida libre, conociendo la verdad, conociendo a Cristo. Dios te bendiga.