Aliento del Cielo/Julia Castro

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Aliento del Cielo

Julia Castro

UN MENSAJE DE ESPERANZA

“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.  Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvació.”  Romanos 10:9-10

Nuestra vida ha cambiado en un cien por ciento, donde todo lo que hacíamos hace unos días hemos tenido que re-invertarlo por la transformación que estamos sufriendo, la cual no nos permite quedarnos estáticos sino ejecutando cambios que nos llevarán a tener una visión diferente en cuanto a otra manera de percibir lo que en realidad somos y qué podemos llegar a ser.  La situación en el mundo nos ha hecho abrir nuestros ojos a una realidad que en muchos momentos puede confundirnos o puede estremecer nuestros sentidos a una perspectiva en la cual se mejore nuestra forma de ser y se renueven al entorno de donde vivimos y de las personas que podemos alcanzar. La palabra de Dios trae esperanza a los corazones y nos dice en 2da Corintios 4:7-9 “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos…..” Un tesoro se define como una acumulación de riquezas, puede ser dinero, plata, oro, ganados y otras cosas de gran valor; pero cuando Dios habla de tesoro, está hablando de que lo ha depositado en nosotros que somos vasijas de barro, que nos creó del polvo de la tierra, y en su misericordia esos tesoros son su amor y bondad en muchas maneras.  Ha dispuesto para nosotros una vida llena de Su poder y un mensaje que cambia lo que somos hasta nuestra eternidad; pues cuando le abrimos nuestros corazones y le damos la oportunidad de que habite en ellos, podemos experimentar Su grandeza y nuestros corazones de piedra son transformados en corazones de carne; su infinito amor penetra trayendo salud y la paz de Dios que “sobrepasa todo entendimiento”.  Somos considerados vasijas de barro, de cualquier cosa nos agrietamos, nos rompemos, y unos a otros nos consideramos cualquier cosa; y es por eso, que nos maltratamos y no nos consideramos.  Inmediatamente conocemos a Dios podemos darnos cuenta que él mirándonos y sabiendo nuestras imperfecciones nos trae la bendición de Su evangelio glorioso “para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” lo llevemos en esas vasijas pequeñas y de material barato que son picadas o rotas para que entendamos que su contenido es lo más preciado, es decir lo excelso, lo grandioso, lo máximo, lo sublime, lo que no tiene comparación, todo eso no viene de Dios; sino que le pertenece continuamente a Dios y nosotros simplemente lo cargamos. Toda la gloria, todo el poder y toda la honra son de él y para él. Cuando la palabra nos habla de “que estamos atribulados en todo, mas no angustiados, en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos…” queriéndonos decir que aunque estemos pasando por diferentes etapas en nuestras vidas, vamos a encontrar socorro en tiempo de tormenta y angustia, que Dios es nuestro sanador en tiempo de enfermedad, es nuestro consolador cuando estamos atribulados, es nuestro amigo fiel cuando muchos nos abandonan, o nos traicionan. El amor de Dios nos sustenta y Su mano poderosa nos levanta; por tal razón es necesario que busquemos la llenura que da “la excelencia del poder de Dios” para poderse percatar que no estamos solos y que tenemos una “esperanza” en Dios, la cual él nos ofrece simplemente con entregar  nuestras vidas a su servicio y en obediencia como dice Romanos 10:9 “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón, que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Necesitamos ese aliciente que viene a través de conocer a Jesús y de aceptar Su perdón.  el cual llama tesoro al galardón que se va acumulando en los cielos para ser entregado a nosotros cuando él regrese otra vez, nos ayudará a sobreponernos de todo mal y de todo quebranto; que cuando sintamos que las tribulaciones, las angustias, los apuros, la desesperación, las persecuciones; podamos recobrar las fuerzas y saber que no estamos desamparados, derribados, y a punto de ser destruidos.  Dios tiene un nombre para su pueblo y dice en Exodo 19:5 “Ahora, pues si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.” Dios desea llenarnos de todo Su bien y para eso es necesario que le entreguemos todo lo que somos y que recordemos que “donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”  Dios te bendiga.